Siento que se me escapa,
algo no tangible se me escapa
y no puedo atraparlo
no puedo pedirle que regrese.
Se desvanece en la bruma del ocaso
se va volviendo menos opaco
más inocente menos cauto
indiferente, tal vez.

Siento que se me escapa,
algo no tangible se me escapa
y no puedo atraparlo
no puedo pedirle que regrese.
Se desvanece en la bruma del ocaso
se va volviendo menos opaco
más inocente menos cauto
indiferente, tal vez.
En el espacio que no ocupas
descansa el cadáver de mi poesía.
El cuervo que dijo “nunca más”
reposa disecado en mi anaquel.
Esta ciudad que ya no es mía
me implora que me quede,
que pise sus calles con poesía,
que desnude sus secretos.
Esta ciudad que ya no es mía
sabe que la engaño pero no le importa.
Sabe que sueño la montaña
mientras ella duerme.
Esta ciudad que ya no es mía
quiere que me resuma en ella;
no ve que lo único que anhelo
es olvidar los edificios en altura.
Tengo el cuaderno
lleno de poesía.
De aquí en adelante
me aguardan cientos
de páginas en blanco.
Me miran expectantes
-o eso me parece-.
Yo las miro entre
perpleja y triste.
He dejado atrás
el futuro incierto.
Me estoy bebiendo
a sorbos el presente.
Si bajo la guardia,
me visita el pasado
y el verano
es más verano
entonces.
A Dani
Aunque sea pródiga me salvas,
me salvas aunque yo no quiera.
Eres mi refugio inmóvil,
la imagen de mi Iglesia,
de mi Fe el sustento,
de mi fracaso mi victoria…
porque es mejor perderme
que perderte
doy las gracias
porque te quiero.
Este poema me ha pedido
que sacrifique un verso.
“Es por mi bien” –me ha dicho.
Lo he dejado flotando en el papel,
mirando mi mano que no regresa,
sabiendo que no existirá dos veces.
A Carlos Ruiz Zafón
Aquí no te habrás ido,
aquí te recordamos.
Por ti nuestras páginas serán otras,
por ti nacerán historias nuevas…
Aún hay vida en tus letras,
aún inspiras caminos trazados a pluma.
Querido Carlos: no habrá lugar para tu nombre
en el Cementerio de los Libros Olvidados.
¿Cuándo fuimos otros? No me acuerdo.
¿Cuándo dejaron de llover cenizas?
¿Cuándo dejé de oír a los vencejos?
¿Cuándo cesó el llanto del invierno?
¿Cuándo olvidé mis páginas en blanco?
¿Cuándo dejó de parecerme bella la tristeza?