El domingo es una desgana,
una manera de tumbarse
mirando al techo que es suya
única e intransferiblemente.
Añádele el verano y obtendrás
la fórmula del desamor.

El domingo es una desgana,
una manera de tumbarse
mirando al techo que es suya
única e intransferiblemente.
Añádele el verano y obtendrás
la fórmula del desamor.
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